La mano de Jauza en el hombro de Orión, y una nueva estrella de Navidad

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(CC BY-SA 3.0, by Mouser)

Esta es la constelación de Orión, nombrada en honor al mítico cazador de las leyendas griegas. Es una de las constelaciones más fáciles de reconocer, y contiene varias de las estrellas más brillantes del cielo.

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(Fuente)

Entre ellas están las Tres Marías, que constituyen el _cinturón del legendario cazador, y la espada de Orion justo debajo del cinturón. En la espada se encuentra la bellísima nebulosa de Orión, una enorme nube de gas dentro de la cual nuevas estrellas están naciendo. Es uno de los objetos más fotografiados del cielo, y una de las pocas nebulosas que se pueden ver a simple vista.

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(PD)

Si nos alejamos del cinturón siguiendo la dirección de la espada nos topamos con la estrella Rigel. Es la sexta estrella más brillante del cielo, y la primera de esa constelación. A pesar de lo cual no se la llama Alpha orionis como le correspondería, sino Beta orionis. La beneficiaria de tal injusticia está en el extremo opuesto de la constelación, el hombro del cazador: la estrella Betelgeuse recibe la denominación Alfa orionis aún siendo la segunda en brillo. La razón es que es una estrella cuyo brillo varía, y era más brillante que Rigel en el momento en que se asignaron los nombres.

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(Fuente)

Los árabes, que fueron tenaces navegantes y grandes astrónomos, bautizaron buena parte de las estrellas que se ven a simple vista. En la constelación de Orión veían a la cazadora de la mitología pre-islámica Jauza. A la estrella en el hombro de Orión la llamaron Yad Al Jauza, la mano de Jauza, traducido como Betelgeuse (lo que debería clarificar la pronunciación: Be-tel-geu-se).


(Fuente)

Betelgeuse es una estrella brillante de color perceptiblemente rojizo. En mi opinión personal es una de las más bellas del cielo nocturno, y es la primera que enseñé a mi hijo a reconocer.

Es una supergigante, lo que significa que es casi tan grande como la órbita de Júpiter. Si estuviera en el lugar del Sol, se tragaría a Mercurio, Venus, la Tierra y seguramente también Marte. Es roja, o sea que su temperatura superficial es relativamente baja, unos pocos miles de °C.


(CC BY 4.0, by ALMA observatory)

Es una estrella mucho más joven que el Sol. Cuando nació, hacía tiempo que ya no existían los dinosaurios, pero todavía faltaba unos pocos millones de años para que aparecieran los primeros primates. A pesar de su juventud, está muy próxima a su muerte, qué ocurrirá en algún momento en los cien mil años venideros. Debe su vida tan fugaz a que es una estrella muy masiva, entre 8 y 16 veces la masa del Sol. Tales estrellas arden muy rápidamente, consumiendo todo su combustible nuclear en unos pocos millones de años, para morir en una apoteósica explosión de supernova.

Las estrellas nacen cuando una región ligeramente mas densa del gas interestelar atrae al gas circundante. Éste se comprime en ellas bajo su propio peso, y en el proceso se calienta. Cuando la temperatura es lo bastante alta, se desencadena una reacción de fusión nuclear. La energía producida fluye hacia el exterior de la estrella provocando una fuerte presión. Ésta se contrapone a la atracción gravitacional y la compresión se detiene. Las estrellas muy masivas como Betelgeuse deben contrarrestar una enorme atracción gravitatoria, por lo que necesitan quemar su combustible más rápidamente que las estrellas pequeñas como el Sol.


(CC BY 4.0, by ESO)

Este equilibrio dura hasta que se acaba el combustible nuclear y la reacción se detiene. Entonces la atracción gravitacional irrevocablemente gana: nada sostiene el enorme peso de la estrella, que colapsa entonces sobre sí misma. En el caso de Betelgeuse, durante el colapso su núcleo se transformará en una estrella de neutrones, que es un gigantesco núcleo atómico del tamaño de una ciudad. Sus capas exteriores en cambio se comprimirán contra el núcleo neutrónico y rebotarán en una tremenda explosión nuclear, la supernova.


(CC BY-SA 3.0, by Xenomorph-commonwiki)

¿Cuando sucederá esto? Aquí está lo excitante: si bien la enorme mayoría de los expertos son conservadores al respecto, algunas personas creen que la explosión podría tener lugar en las próximas semanas o meses ¿Acaso tendremos una nueva estrella de Navidad?

Betelgeuse es una estrella variable: su brillo oscila de forma más o menos regular, aunque desordenada. Se han detectado dos ciclos de variación superpuestos: uno de unos 400 días y el otro de unos 2100 días. Se cree que el primero se debe a pulsaciones en el radio de la estrella, y el segundo a convección del material desde el interior hacia la superficie.

Sin embargo, en las últimas semanas se ha detectado una disminución sin precedentes en el brillo de Betelgeuse, que es lo que ha causado el revuelo. Esto puede deberse a una superposición de los mínimos de los dos ciclos mencionados... o a qué se acerca el fin.


(CC BY-SA 3.0, by AAVSO)

Para sumar a la presente excitación, en 2009 se midió una reducción del tamaño de Betelgeuse de más de un 15% ¡la estrella se está achicando! Más aún, Betelgeuse formaba parte de un grupo de estrellas similares, del que fue eyectada por la explosión relativamente reciente de alguna de sus hermanas.

La explosión podría pasar en las próximas semanas, en los próximos meses, o más probablemente en los próximos cien mil años. La veríamos en el cielo incluso a plena luz del día, en forma de un astro tan brillante como la Luna. Sería algo espectacular. Duraría dos o tres meses, sería el objeto más brillante de la Galaxia. Se apagaria lentamente, y en unos años sería invisible. En dos o tres siglos empezaríamos a ver una tenue luz proveniente de la ionización de la nube de gas resultante, en forma de una segunda nebulosa de Orión


(PD)

¿Sería peligrosa? Si estuviera más cerca, con seguridad que sí. Pero dado que se encuentra 640 años luz, es poco probable que tenga efectos sobre la Tierra. Si queremos prevenirnos del fin del mundo, no debemos preocuparnos por la supernova de Betegeuse, sino por el calentamiento global.

Para cerrar: es posible, aunque poco probable, que la mano de Jauza en el hombro de Orión explote próximamente como una nueva estrella de Navidad. Sería sin duda uno de los espectáculos más maravillosos qué le tocaría presenciar a la especie humana.


(PD)

Y me encantaría estar entre los afortunados.

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