Es habitual, en los debates de Internet en torno al sistema operativo Linux, encontrarnos con algún participante que salte, de pronto, sentenciando "¡No digáis Linux! ¡Decid GNU/Linux!".
Técnicamente es una reclamación correcta: siendo precisos, 'Linux' es únicamente el kernel del sistema, mientras que el resto de componentes básicos de cualquier distribución 'Linux' se compone del ecosistema de aplicaciones desarrolladas por el proyecto GNU, en muchos casos con anterioridad al lanzamiento del kernel creado por Linus Torvalds.
Así, 'GNU/Linux' sería la única forma de englobar todos los componentes básicos que lo convierten en un sistema operativo completo: todos nuestros dispositivos Android, por ejemplo, usan una versión modificada del kernel de Linux. Pero ¿y si un sistema basado en dicho kernel se pareciera enormemente a lo que entendemos por un GNU/Linux sin hacer uso de las herramientas GNU? Más aún, ¿y si sus paquetes de software se generasen sin recurrir a la GNU toolchain?
Precisamente eso es Alpine Linux: una distribución Linux ultraligera y orientada a la seguridad, cuyo software se compila usando Musl en lugar de la biblioteca C de GNU (Libc), y que sustituye las herramientas GNU por Busybox, un único ejecutable capaz de emular el funcionamiento de todas ellas.