Pecado original
Tras la caída de este sol inclemente, toca regar las macetas. Es un rito purificador que reconcilia con el alma del mundo. Hay ya muchas pruebas de que estos seres son sintientes y comunicativos. Me gusta imaginar que en los tiempos primordiales hubo una gran asamblea entre los vivientes, en la que unos decidieron moverse y otros echar raíces en la madre tierra. Somos hijos de la diáspora universal que emprendieron nuestros antepasados. No estoy seguro de que esa desatinada decisión no fuera el origen de nuestras desdichas, la causa de las otras, el verdadero pecado original.